lunes, 21 de abril de 2008

Viernes Santo.


* Se oyen madre tambores
retumban en mi
cabeza,
la Procesión va llegando,
ya se ve por la calleja.
* La gente sé recoloca
en las gastadas aceras,
esperando que comience
el desfile de las velas.
* Mientras llega y aun después
se echa mano a la despensa:
no se pueden ver Pasiones
sin la barriga bien llena.
* Niños en medio la calle
juegan y corren en ella,
los padres hablan de todo
y ninguno se da cuenta,
que ha llegado el Límnum Crucis
y lo tienen a su vera.

* Van llegando penitentes
todos cargados de velas,
algunos llevan cadenas
para redimir su pena.
* Se sigue pelando pipas
en alocada carrera,
el tambor: porrón, pon, pon....
tararí de una trompeta;
rasga el aire una Saeta
cuando el Crucificado llega.
* El Paso acorta su marcha
se mece... mientras se reza,
lanzando al viento el aroma
de incienso y de hierbabuena.
* Terminado el canto triste
como premio a su labor,
un clavel cae en las manos
de aquel que lo interpreto.
* La banda ataca de nuevo
con redoblado furor:
tarari de las trompetas,
porron porron del tambor.
¡Las pipas están saladas!
¡calla niño, por favor!
* Y mientras los costaleros
con gran esfuerzo y sudor,
acarrean a ese Cristo
que nos mira con amor.

Emilio Medina. 28/10/2001

2 comentarios:

Stefania dijo...

Una joya Emilio, como toda tu poesia, una descripcion exacta del Vienes Santo y su festividad, mus mas sinceros sentimientos.
Te besa .
Susana

Emilio. dijo...

Gracias, Susana.
Te acompaño en el sentimiento, jajajaja...

Emilio.

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